¿Por qué un abogado de defensa penal es la pieza clave en un juicio?
En muchas ocasiones, las personas que han sido acusadas de algún delito intentan convertirse en su propia defensa, sin pensar en las consecuencias y costes de esta decisión. Con el paso del tiempo, se darán cuenta de que haber prescindido de la ayuda de un abogado de defensa penal le llevará a un único destino: perder su libertad.
Una de las principales funciones de un experto, es construir argumentos que golpeen fuertemente las acusaciones y permitan cuestionar cada uno de los procedimientos que han sido aplicados por la ley. De esta forma, hay mayores probabilidades de que pueda recuperar su futuro y su reputación.
Por supuesto, un profesional que se dedique a esta delicada rama del Derecho tiene el deber de defender los derechos de su cliente, incluso, cuando se trate de una persona responsable de un delito. Bajo estas circunstancias, su obligación es encontrar los factores determinantes que permitan establecer una pena justa a su representado y minimizar los cargos, en la medida que sea posible.
Sumado a esta realidad, no se puede dejar de lado las probabilidades de investigar un buen programa de sentencia para cada situación, que evite su regreso en el sistema de justicia criminal. Por ejemplo, hay posibilidades de que pase una parte de su castigo en la cárcel y el resto en un centro de rehabilitación.
El rostro humano del abogado de defensa penal
En estas circunstancias, ningún especialista debe olvidar que está frente a un ser humano que, seguramente, siente miedo de perder su libertad, su profesión y su familia. Por esta razón, tiene que servir de guía para canalizar todas las emociones que surgen en un momento determinado, como el miedo, la angustia y la desesperación.
Tanto el abogado como el cliente deberán establecer un vínculo fuerte que les abra el camino para hablar acerca de lo que siente. Ante esto, la única solución es mantener la honestidad como una bandera.