Sostenibilidad Bancaria: El Desafío de la Banca Mexicana en la Era del Financiamiento Verde

En el día a día de millones de mexicanos, la relación con el banco es constante: realizar depósitos, utilizar la tarjeta o efectuar una transferencia bancaria son acciones cotidianas. Sin embargo, ¿nos hemos detenido a pensar en la trascendencia del papel de estas instituciones financieras más allá de lo meramente monetario? La pregunta clave que resuena es si la banca mexicana está asumiendo con seriedad su responsabilidad ambiental y social.
Recientemente, durante la más reciente edición de la Convención Bancaria, se anunció una relevante actualización al Protocolo de Sostenibilidad de la Banca en México. Este acuerdo, que congrega a 43 bancos que operan en el país –sí, esos mismos donde millones de mexicanos administran sus finanzas personales–, busca integrar de manera formal criterios ambientales y sociales en sus operaciones diarias, en el desarrollo de sus productos bancarios y en sus rigurosas evaluaciones de riesgo. Esta nueva versión del protocolo se estructura en cinco pilares esenciales, abarcando desde la mitigación del cambio climático y la protección de la biodiversidad hasta el respeto de los derechos humanos y el impulso de cadenas de valor sostenibles.
Mariuz Calvet, quien ostenta la presidencia del Comité de Sustentabilidad de la Asociación de Bancos de México (ABM) y se distingue por ser la primera Chief Sustainability Officer (CSO) del sector bancario mexicano, se muestra optimista. Asegura que México avanza por el camino correcto, en lo que describe como la edificación de un «ecosistema de financiamiento sostenible«, donde confluyen esfuerzos de bancos, inversionistas, fondos de pensiones y las autoridades regulatorias.
La reflexión ineludible es esta: los bancos son poderosos motores de capital y, por ende, tienen la capacidad intrínseca de orientar esos recursos financieros hacia actividades económicas más responsables. La interrogante central radica en si estos compromisos bancarios están logrando un impacto ambiental y social medible en la realidad mexicana.
Un caso que merece particular atención es el de Banco Santander México, que bajo la dirección de Calvet, ha dado pasos significativos para consolidar su estrategia ambiental. La institución ha logrado la integración de su reporte financiero con su informe de sustentabilidad, lo que se traduce en una mayor transparencia ambiental. Asimismo, en 2024 lanzó los Premios Santander Sostenible, una iniciativa para reconocer proyectos universitarios innovadores con foco en el medio ambiente.
No obstante, el sector bancario no está exento de polémicas. En el sonado caso del proyecto Saguaro, ha habido especulaciones sobre el posible involucramiento de Santander, una situación que la propia Mariuz Calvet se ha apresurado a desmentir públicamente: «Santander no forma parte de ese proyecto», afirmó categóricamente.
Es innegable que el concepto de sostenibilidad ha trascendido de ser una moda a convertirse en una directriz estratégica que ninguna gran empresa puede permitirse ignorar. A nuestro juicio, la clave del éxito reside en la coherencia entre las decisiones financieras –como los préstamos, las inversiones y la gestión de riesgos– y la consecución de objetivos de impacto ambiental y social claramente definidos y medibles.